Paseaba sobre tierra firme, en el borde del continente junto al agua y podía escuchar en las olas el susurro del rozar de los dedos, el trueno del golpe en el tambor, el grito en el túnel, el soplo de la espuma muriendo, todo al mismo tiempo.
Reflexionaba en la manera en que los hombres buscan mi tesoro, no fue justo haber sembrado de esa manera la idea en sus corazones, en sus cabezas, lo sé. No estaba jugando y ahora es irritante, no debí pasar por uno de ellos y caminar erguido, aparentando ocuparme como el más humilde de ellos, el más honrado. Pero era inevitable, fue una delicia haberlos tentado de esa forma, sabía que más de uno caería, que me bastaba con que uno solo me viera, y así fue. No era sorprendente pues gracias a todos ellos estoy aquí, pero había sido el monstruo frustrado, estaba triste. Si venero el oro, si venero las piedras preciosas igual venero la tierra, el polvo, la inmundicia… ¡qué saben ellos!
No quería sentirme así.
Y más allá de aquella malévola inteligencia sabía que esto pasaría pero ¡Diablos, es tan frustrante! Para ellos sólo significa algo si el oro está en la tierra, si las gemas están en el agua… o en la inmundicia. ¿Qué es, qué es para ellos el oro en el oro, la tierra en la tierra, el agua en el agua? ¡Nada! Ah. Significa nada. Por eso están muertos. Todos.
Era la primera vez que salía del mar en esta forma. Volaba. Gritaba.
Reflexionaba en la manera en que los hombres buscan mi tesoro, no fue justo haber sembrado de esa manera la idea en sus corazones, en sus cabezas, lo sé. No estaba jugando y ahora es irritante, no debí pasar por uno de ellos y caminar erguido, aparentando ocuparme como el más humilde de ellos, el más honrado. Pero era inevitable, fue una delicia haberlos tentado de esa forma, sabía que más de uno caería, que me bastaba con que uno solo me viera, y así fue. No era sorprendente pues gracias a todos ellos estoy aquí, pero había sido el monstruo frustrado, estaba triste. Si venero el oro, si venero las piedras preciosas igual venero la tierra, el polvo, la inmundicia… ¡qué saben ellos!
No quería sentirme así.
Y más allá de aquella malévola inteligencia sabía que esto pasaría pero ¡Diablos, es tan frustrante! Para ellos sólo significa algo si el oro está en la tierra, si las gemas están en el agua… o en la inmundicia. ¿Qué es, qué es para ellos el oro en el oro, la tierra en la tierra, el agua en el agua? ¡Nada! Ah. Significa nada. Por eso están muertos. Todos.
Era la primera vez que salía del mar en esta forma. Volaba. Gritaba.
"¡Mi nombre es Leviatán y está será la última ola en el océano…! ¡Que toda la masa de los mares sufra la muerte del estanque, que sufra la textura del espejo y que se someta al designio de este corazón!"Quizá haya un golpe de mar…
1 comment:
Intenso y a la vez perturbador...
La tierra condenada, sobre todo, los hombres condenados a ver morir el mar estancado y no poder nunca más dormir arrullados por ese suave murmullo de las olas.
La tristeza y lejanía de la bestia incomprendida, incomprendida desde el mismo nombre que le han dado los hombres para describir al suyo verdadero (Leviatán), jugó al ajedréz con ellos convirtiéndose ella misma en una de las piezas.
Y aun así ellos no logran comprender... se lo han buscado.
:)
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