Sunday 7 February 2010

Sopa de Focos

Madre e hija volaban fuera de la zona acostumbrada, para la madre no era más que otro paseo pero para Ballentine significaba salir en búsqueda de emocionantes aventuras: una pequeña angustia excitante.

Ballena madre instruía a la pequeña Ballentine en los usos y ventajas de la memoria colectiva que poseen las ballenas y le enseñaba cómo se puede accesar y además le mencionaba las leyendas sobre añadir información.

Para la mayoría de las ballenas (incluida ballena madre) el asunto de la Gran Mente era meramente contemplativo pues no sabía más que leer lo que estaba escrito: información por demás útil e interesante: desde mapas de rutas, planes de migración, técnicas alimenticias, interpretación de las auroras boreales, domesticación de tortugas, entre otras.

Pero sobre todo le decía a su hija los mitos que existían sobre las antiguas ballenas que habían fundado tanto la especie como la Gran Mente. Y como desde hace muchas generaciones no había existido ballena capaz de accesar, escribir y dejar su huella.

Ballentine era especial.

Mientras paseaban y conversaban entre los giros y piruetas de Ballentine se habían alejado bastante. Llegaron a la frontera de la plataforma que distinguían fácilmente por un precipicio, cuya pendiente termina directamente en el centro de la Tierra (así lo decía la Gran Mente). Diéronse vuelta y comenzaron el regreso, la madre recordó que en casa había estado preparando algo para comer.

Ballentine estaba segura de haber visto un resplandor de color rosado entre las tinieblas del precipicio.

Llegaron a casa y mientras comían tuvo lugar esta conversación:
― Madre, ¿qué era eso rosa que brillaba en el precipicio?
― No vi nada Ballentine.
― Yo sí, algo rosado, difuso y lejano.
― No creo que allí hubiera algo.
― Yo sí…
― Ballentine, termina tu sopa de focos.


1 comment:

andriux said...

sopa de focos!! mi favorita!! :)
que bonito eso de la memoria colectiva, además de útil y práctico!